La policía catalana halló otras tres ballestas en el dormitorio del menor, aunque de juguete, que el chico había fabricado con alambre y gomas. En el mismo dormitorio fueron encontradas dos escopetas de balines guardadas en fundas, de las que se usan en ferias y un machete de grandes dimensiones, según fuentes judiciales. Junto a ese pequeño arsenal, los agentes se incautaron también de libretas con anotaciones. En una de ellas hay un croquis con el plano de lo que parece ser el instituto Joan Fuster. También hay dibujos, como el de unos monstruos con un escrito al pie: “Tenemos que matarlos a todos”.
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